Según una estima de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 22,6 millones de niños no reciben las vacunas básicas.
Más del 50% viven en la India, Indonesia, Nigeria. Concretamente la vacunación evita de 2 a 3 millones de muertes cada año y la inmunización evita la posibilidad de verse afectado por discapacidad o la muerte como consecuencia de enfermedades previsibles.
La organización colabora activamente con los países para mejorar la cobertura y desarrollar un plan de acción global que pretende un acceso más equitativo a las vacunas. Los países tienen que lograr una cobertura del 90% a nivel nacional. También el programa estimula la investigación y el desarrollo para la próxima generación de vacunas.
Si hubiera una distribución de la riqueza más equitativa, las personas podrían tener las mismas oportunidades de acceso a los recursos y a los servicios. Vivimos en un mundo que nos lo permitiría.
Antes estas cifras, presentadas en el artículo, es necesario priorizar el fortalecimiento de la vacunación de rutina a nivel mundial sobre todo en los países con el mayor número de niños no vacunados.
Hay que requerir esfuerzos para ayudar las zonas más remotas, más frágiles que son aisladas por los conflictos y las áreas urbanas más pobres y desfavorecidas.
Es muy deprimente pensar que, hoy en día, hay un nivel tan alto de pobreza, subdesarrollo, malnutrición y que muchos niños no tienen acceso a los tratamientos médicos básicos.
No podríamos imaginar una vida sin nuestros derechos básicos y fundamentales, sin embargo hay millones de personas que no pueden dar por descontado lo que para nosotros es normal.
Como siempre los intereses políticos y económicos son ante puestos a la salud y al bienestar de las personas, que siguen muriendo, a lo mejor en países que distan muy poco del nuestro.
El aspecto más vergonzoso de la cuestión es la total indiferencia. Los países no actúan, dan la espalda a la demanda de ayuda.
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